Ascenso lento, delicado, observa y se siente observada. Consciente de su estela, reflejo de su paso, no deja que nada la oculte, no apagan su luz. Paso radiante, estado sublime de contemplación entre colores incandescentes que irradian luminosidad, nubes que la rodean y le permiten seguir ascendiendo. Como una llama encendida, incandescente, hasta alcanzar el punto más sublime de contemplación. Espectacular visibilidad que nos ofrece la entrada de otra noche calurosa. Septiembre no se rinde al final del verano y sus temperaturas nos recuerdan que sigue muy presente y tardará en retirarse.
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