Cierro los ojos, intento respirar, sentir cada músculo de mi cuerpo, relajarme, pero no puedo. No quiero sentir, me niego, prefiero razonar lo irrazonable. Prefiero mantener mis retos, conseguirlos y olvidarme, no quiero seguir. Sentir de nuevo el abandono, destruiría mi ego de nuevo. Vuelvo a mi niñez, de manera tímida, sin palabras que apenas puedo articular. Callado, en silencio, no expreso, reprimo, pero anhelo. Noches de espera, tardes sin que aparezcas, sigo esperando, quiero sentir tu abrazo, beso, tus caricias, apoyo incondicional, pero me sigo engañando, no llegará, nunca llegaras.
Por qué se fue, da igual, no fue mi culpa. Ya nada importa, soy el que soy, sin saber ni siquiera como soy, prefiero no escucharme y aparentemente seguir. Miedo al auto conocimiento, esencia perdida de dolor. Autoritarismo inusitado del niño caprichoso, que se contenta, consigue lo que desea, a eso lo han acostumbrado, conductismo puro. Ego reforzado por la ambición insana y amoral, falta de sentimientos, sentimientos negados de una niñez robada. Noches de espera, de esperar un refuerzo emocional, base de amor, estabilidad y protección.
Madurez a golpes, decisiones atormentadas, pero calculadas. Nada deja escapar a su ego, nada evita que sienta, y sin embargo no siente. Sólo piensa en su bienestar, sin saber muy bien, que es lo que conviene. Se eleva y pasa por encima, no le importa nada ni nadie, no le volverán a dejar, jugará la primera y última baza. Construye relaciones difíciles, dependientes y confunde el amar con la necesidad. Necesita ser admirado y querido, pero no es amado. Dar sin esperar nada a cambio, sólo son palabras con las que no conectará. Haciendo se creerá amado, pero nada puede cambiar el pasado, procesos vitales inconclusos, miedos no enfrentados de aprendizajes sobresaltados. Un pasado que le sintoniza con momentos depresivos, fríos e insensibles.
Por qué no estas? Estoy sentado, esperando a bajar del autobús, no se muy bien quien me recogerá, pero sé que tú no estarás. Arrastro un aprendizaje no aprendido, no sintonizo con mis emociones. La emoción no es debilidad, el dolor es una gran fuente de transformación y de energía, pero por qué me he estancado? Prefiero jugar, seguir jugando, no importan los sentimientos, inmadurez, no importa, solo mi propio juego. Lo consigo y cambio de jugador, ya no quiero seguir jugando. Empieza otro día y olvido, reprimo. Elevar mi ego, me hace sentir bien, respiro y pasa otro día.